Cáncer Cutaneo

El cáncer cutáneo, puede originarse de las diferentes células de la piel, principalmente los queratinocitos (a los que se denominan: carcinoma basocelular y carcinoma escamoso o epidermoide), y aquel que proviene de los melanocitos (melanoma).

Los cánceres cutáneos crecen de forma incontrolada, con mayor o menor velocidad. Algunos de estos tumores pueden dar lugar a metástasis. Es recomendable consultar un dermatólogo cuando usted se observe la aparición de una ulcera, una mancha o una protuberancia en la piel que no cura espontáneamente en semanas. El cáncer de piel es más frecuente en gente de piel y/o ojos claros (rubios, pelirrojos), en aquellos que han tomado mucho el sol (por motivos laborales o de recreo) o quienes se han quemado con el sol de forma recurrente. También son más frecuentes en personas que tienen las defensas inmunitarias disminuidas (por ejemplo: pacientes que reciben fármacos inmunosupresores tras un trasplante).

Carcinoma Basocelular

El carcinoma basocelular: es el tumor maligno más frecuente de la piel. Suele aparecer en zonas que han sido expuestas al sol. Este tumor no da lugar a metástasis pero puede ser especialmente peligroso si crece cerca de orificios como la nariz, los ojos y las orejas. Suele presentarse como una lesión de crecimiento lento (en meses) blanca, nacarada, brillante, con pequeños vasos capilares en su interior y que sangra con frecuencia de forma casi espontánea.

Carcinoma Epidermoide o Escamoso

El carcinoma epidermoide o escamoso: es el segundo cáncer de piel en frecuencia, con una incidencia en nuestro entorno de 20 casos por cada 100.000 habitantes/año. Este tumor puede dar lugar a metástasis en los ganglios linfáticos. Suele presentarse como una protuberancia de color sonrosado, rojizo y de crecimiento bastante rápido (en semanas) en áreas expuestas al sol, que no cura espontáneamente y que puede ulcerarse.

Melanoma

El melanoma: es el tumor maligno derivado de los melanocitos, las células que producen pigmento (melanina) en la piel. Es un tumor que habitualmente se desarrolla en la piel, aunque también puede aparecer en las mucosas y en otras localizaciones. Puede presentarse a cualquier edad y puede aparecer en cualquier localización cutánea.

¿Cuándo hay que sospechar un melanoma maligno?

Ante una lesión pigmentada (“lunar”) que sea: asimétrica (forma irregular), con bordes irregulares, de coloración irregular y de crecimiento en poco tiempo. Para el diagnostico la sospecha diagnóstica es fundamentalmente clínico y el estudio histopatológico permitirá establecer un diagnóstico definitivo. Su pronóstico está condicionado por aspectos clínicos y de localización anatómica, pero sobre todo por factores histológicos. El índice de curación dependerá el estadio (tamaño en profundidad), cuando el melanoma se extiende a los ganglios linfáticos o desarrolla metástasis a distancia de la piel empeora mucho el pronóstico.


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