Las verrugas víricas son la consecuencia de una infección vírica de la piel por algunos tipos del virus del papiloma humano (VPH). La infección de la parte más superficial de la piel (epidermis) hace que esta capa aumente de grosor y que las lesiones adopten un aspecto frecuentemente sobre-elevado y rasposo (verrugoso). Suelen ser lesiones indoloras, de pocos milímetros a 1 cm de diámetro, únicas o múltiples, que ocasionan fundamentalmente una molestia estética. Las verrugas pueden aumentar de tamaño o número (por un fenómeno de auto-inoculación o auto-contagio), o incluso ocasionar síntomas dolorosos (especialmente en las lesiones localizadas en las plantas de los pies -verrugas plantares-). Las verrugas genitales son especialmente contagiosas y precisan de una prevención adecuada.

¿En qué consiste el tratamiento para las verrugas víricas?

La gran mayoría de tratamientos frente a las verrugas víricas se basan en su destrucción a través de diferentes sistemas: métodos químicos, métodos físicos o quirúrgicos. No existe ningún tratamiento efectivo en un 100% de los casos. La afección de genitales en mujeres obliga a realizar una exploración ginecológica completa.

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